--> -->

04 diciembre 2009

Los taxistas de Same


Los taxistas de Same permanecen la mayoría del tiempo junto a la estación de autobuses. Por allí se buscan la vida en lo que pueden, llevando a la gente al mercado, al hospital, a la oficina del distrito, o a tomar una cerve al garito de la esquina.

Si queréis tomar un taxi, el sentido de la anticipación es fundamental en este caso, ya que  hay que adelantarse a los acontecimientos. Si has quedado para cenar a las 8, no puedes llamar al taxi a las 7:45 aunque solo haya un kilómetro de tu casa al bar. Ten en cuenta que el conductor tiene que despedirse de sus compañeros de parada, arrancar el coche, saludar a todo el que se encuentre por la carretera, saludarte a ti cuando llegue, preguntarte por familia, trabajo, etc, hacer un par de gestiones en el camino de vuelta al centro, en fin, muy divertido.

Observar el estado del coche podría parecer fundamental, sin embargo no hay mucho donde elegir. Todos tienen el cristal delantero rajado, como mucho funcionará una luz  y las ruedas serán lisas.

Una carrera entre plataneras...

Puede ser una garantía escoger uno que está aparcado cuesta arriba. Me explico; muchas veces los taxis no arrancan, y es por eso que los aparcan cuesta abajo para luego aprovechar el impulso. 
Una vez se dio el caso de que toda la rampa del pueblo no fue suficiente para arrancar un coche, por lo que nuestro conductor optó por continuar por el maizal una vez llegado al puente (final de la cuesta) para aprovechar la decena de metros hacia abajo que aun quedaban hasta el río. Por supuesto el taxi no arrancó, nosotros nos bajamos espantados, e ignoramos como fue sacado aquel coche empotrado en los cultivos en medio de la noche.

La mayoría de conductores son de la tribu Pare, y por tanto hablan el kipare. Recuerdo que alguna vez trataban de enseñarme su idioma, y me soltaban alguna palabra suelta para que la aprendiera. Cuando me contaron que caminar se decía "kubata", les conté lo que cubata significa en castellano, mientras hacía el gesto de beber llevándome la mano a la boca con los dedos pulgar y meñique extendidos.

¿Lleno, por favor?
Una semana más tarde mientras me daba un paseo en bici por la montaña, me adelantó un coche pitando  cuyo conductor  no paraba de gritar desde el taxi "¡¡¡¡ KUBATAAAA, JA, JA !!! ¡¡ KUBAAATA, JA, KUBATA, KUBATAAAA, JA, JA, JA, JA, !!!!! con medio cuerpo asomado por la ventanilla haciendo el gesto de beber con la mano y una sonrisa de oreja a oreja, mientras los pasajeros horrorizados miraban a su chofer con cara de susto mortal.



Nuestro taxista favorito es Dani. Dani chapurrea inglés y en su radicasette siempre que viene a buscarnos  nos deleita con Celine Dion, o Maria Carey, suponiendo que por ser blancos nos va a gustar más que el genuinamente tanzano "bongo flavour", su estilo musical favorito, (y el nuestro).

El coche de Dani por supuesto lleva un tapete en el salpicadero, flores artificiales colgando por todas partes, la bandera tanzana, y a veces a su hijo Oweni, de 4 años. Algunos de los  momentos más entrañables que hemos vivido aquí han ocurrido en el taxi de Dani, mientras Oweni disfrutaba viéndose en la pantalla digital de la cámara, se reía hasta no poder más, y contaba en inglés "desde one, hasta teni" mientras nos hacía decenas de fotos a nosotros, y pedía a su padre que no se acabara nunca el viaje.

1 comentario:

belen dijo...

Joooo!, dan ganas de volver para coger el taxi ;-DDDD